Snowboard Cross. Lucas Eguibar
Lucas Eguibar es noticia ya que hace tres semanas logró un diploma olímpico en los Juegos de Invierno de Sochi gracias su séptimo puesto en snowboard cross.
El donostiarra, que cumplió 20 años el pasado 9 de noviembre y se inició en la nieve por tradición familiar –su padre es entrenador y su hermana Sara, un año menor, también practica la misma especialidad–, será una de las estrellas de la última prueba de la Copa del Mundo que este fin de semana se celebrará en La Molina, a la que llega en la séptima plaza de la clasificación general.
La entrevista fue la siguiente:
¿Si no se hubiera caído en las semifinales de los Juegos de Sochi, estaríamos hablando ahora con un medallista olímpico?
Lamentablemente nunca lo vamos a saber. Pero tal y como andaba antes de la caída, por los tiempos y la velocidad, creo que iba para medalla.
Defíname en pocas palabras qué es el snowboard cross.
Es parecido a un motocross, aunque en lugar de moto manejamos una tabla de nieve y en lugar de salir todos a la vez lo hacemos de seis en seis o de cuatro en cuatro. Se pasa por saltos, por curvas, por baches y por diferentes módulos y el que llega primero gana. Es así de sencillo.
Es un deporte casi sin tradición en España y con pocas instalaciones para practicarlo. ¿Es un milagro que usted esté compitiendo al más alto nivel?
Los deportes de invierno en general no hemos tenido tanto apoyo como los de verano, pero los que vivimos cerca de las montañas lo tenemos más fácil para entrenar. Desde pequeño siempre me han llevado a Candanchú y Astún a esquiar, y además dicen que tengo un talento innato para el snowboard, en especial para el cross.
¿Pero para entrenar al máximo nivel tiene que hacerlo fuera de España, no?
Si queremos entrenar en circuitos buenos nos tenemos que ir a Suiza o a Austria, donde hay instalaciones adecuadas, lo que supone un gasto económico y de tiempo importante.
¿Y cuánto tiempo dedica al año?
Este año no mucho debido a problemas familiares (su hermano mayor, Nicolás, estuvo en coma por un accidente de moto). En la pretemporada, que es cuando los equipos se preparan para la primera prueba de la Copa del Mundo, sólo pude hacer doce días de nieve.
En este deporte es tan importante la técnica como la estrategia. ¿Cuál es su punto fuerte?
Depende del circuito porque no todos son iguales y además cada año cambian. Aunque en Sochi no se me dio muy bien precisamente debido al circuito, creo que soy bastante rápido en las salidas. Y si no salgo bien también tengo facilidad para mantener la cabeza fría y saber cuándo adelantar a los rivales o aguantar mi posición. Esto es lo que me está costando más, pero también es el secreto de mis éxitos.
Usted se inició en el esquí alpino tradicional y se pasó al snowboard cross a los 15 años. ¿Por qué?
Esquiaba desde los cinco años y quise probar cosas nuevas. Aunque sólo fuera una semana al año, ya practicaba snowboard desde pequeño y me apunté al Campeonato de España de cross. Allí me vieron con soltura, me propusieron entrar en el grupo de tecnificación del equipo español y aquí estoy.
En sólo cuatro años ha sido campeón del mundo junior, ha subido al podio en la Copa del Mundo y ha ganado un diploma olímpico. ¿Cuál es el secreto de esta rápida progresión?
Desde hace casi dieciocho años estoy habituado a deslizarme sobre la nieve, ya sea con esquís o sobre una tabla, y llevo quince compitiendo. Creo que tantos años practicando se notan.
¿Se considera un profesional?
Se supone que lo soy, aunque las ayudas no son las mismas que hace unos años. Pero tampoco es para tirar cohetes. Se gana lo justo para ir tirando, seguir entrenando y compitiendo
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